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Los fotógrafos en primera persona.

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DIEGO ORTIZ MUGICA

Soy un fotógrafo apasionado y perseverante que busca la belleza en cada imagen que captura. Suelo decir que mi mirada es "prestada" porque mis fotos superan lo que soy como persona, evidentemente hay algo o alguien que me ayuda. Estoy en medio de la nada y algo me grita y saco. Con mi trabajo busco la síntesis, equilibrio y armonía de la belleza. Mi pasión por la fotografía comenzó a los 12 años cuando descubrí por error el laboratorio del club de fotografía del colegio. A los 13 años le “robé” la cámara del ropero a mi papá, una Voiglander Vitoret sin fotómetro. A los 18 viajé a Formosa para hacer fotos carnet a los aborígenes. También hice otro tipo de fotos en esa comunidad y cuando volví me sorprendí del resultado. Hasta el día de hoy evalúo mis fotos como si no fueran mías, fue lo que sentí en ese momento lo que terminó definiendo mi vocación. Tal vez por mandato me inscribí en la facultar para estudiar Comunicación Social. Por ese entonces mi maestro era Pedro Luis Raota, yo trabajaba en su escuela. Un día él me dijo: “La publicidad es para publicistas y la fotografía es para fotógrafos. Vos sos fotógrafo”. Dejé la carrera y me dediqué a ser un buscador incansable de la belleza. El blanco y negro (y gris) es mi elección Siento que permite al espectador completar la imagen y despertar emociones únicas. Los grandes maestros que me conmueven trabajaban y trabajan en blanco y negro: Ansel Adams, Imogen Cunningham, Richard Avedon, John Sexton, Raota por supuesto, Edward Weston, entre tantos otros. Trabajo tanto analógica como digitalmente, mezclo tecnologías y disfruto ambos procesos. Pero mi primer amor serán siempre la película y el cuarto oscuro. Para mí, la técnica y la sensibilidad son igualmente importantes, y busco conjugar ambas para crear fotografías impactantes. Estar en comunión con la naturaleza es una necesidad esencial en mi vida. Disfruto el tiempo en los bosques, estepa, lagos, ríos y montañas patagónicas, así como las olas, la arena, el viento y los atardeceres en Uruguay. Mi mirada sigue sorprendiéndose, y cada día la entreno para ver con más intensidad y sencillez. Me emociono con facilidad, considero que es un regalo, una muestra de mi profunda conexión con la belleza del mundo y mi agradecimiento por la vida que he vivido. Agradezco cada día por poder respirar, por más años de vida, por la familia increíble que he formado y por la oportunidad de vivir de mi vocación. Cada imagen que capturo es un acto de gratitud hacia el mundo que me rodea y una invitación a los demás a contemplar la belleza que se encuentra en cada rincón. Diego Ortiz Mugica Título de la obra: "Árbol solo" Técnica y soporte: Gelatina de plata tonificada al selenio enmarcada con materiales libres de ácido bajo normas internacionales de museo. Año de impresión: 2011 Año de toma: 1986 Medidas: 48 x 47 cm Precio: US$ 5,000.00 Información adicional Contactarse con nosotros ver en la pared Otros trabajos de ZONA V fine art point

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JANDRI

Soy Jandri, un fotógrafo argentino nacido en Buenos Aires a fines de la década de 1950. Mi pasión por la fotografía germinó en un hogar donde el arte siempre tuvo un lugar especial y dónde se valoraba la creatividad y la expresión artística. Soy coleccionista y amante de las cámaras Leica. Mi enfoque fotográfico abarca desde instantes informales hasta meticulosas sesiones de estudio. Esta diversidad me permite explorar múltiples dimensiones de la fotografía. En 2006 me convertí en alumno de la Escuela Diego Ortiz Mugica. Fue allí donde forjé mi portafolio analógico, enfocado en la belleza atemporal del blanco y negro. Mi trabajo fotográfico captura el aprecio que profeso por la belleza de la cotidianidad y la destreza de la cámara para congelar momentos trascendentales. A través de mis imágenes, comparto mi perspectiva y pasión, guiando a los espectadores en un viaje visual a través de mi visión personal. Durante más de una década, he tenido el privilegio de exhibir mi obra en exposiciones colectivas e individuales. Estos encuentros me brindan la oportunidad de cerrar el círculo y conectar con quienes aprecian mi fotografía. La cercanía con el público y la escucha atenta de sus reacciones al sumergirse en mis creaciones enriquecen mi vínculo tanto con mi propia creatividad como con aquellos que valoran mi trabajo.

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SAÚL ZANG

Soy un fotógrafo argentino de 77 años. A lo largo de mi vida, he tenido el privilegio de formar una hermosa familia de la cual me siento profundamente orgulloso. Mi esposa es mi compañera y musa. A pesar de dedicar incontables horas a mi trabajo formal como empresario y abogado especializado en diversas áreas, la fotografía siempre ha ocupado un lugar muy importante en mi corazón. A medida que los años avanzan, he tenido la fortuna de poder dedicarle más tiempo y disfrutar de esta pasión cada vez más. Mi historia con la fotografía se remonta a mi infancia, cuando a los 8 años comencé a experimentar con una antigua cámara de fuelle regalada por un tío. En mis primeros pasos, utilicé la fotografía analógica y realizaba el proceso de copiado en un cuarto oscuro. Sin embargo, en la actualidad, me he volcado a la fotografía y edición digital, que me fascina, desafía y divierte mucho. En los últimos 6 años, he tenido la alegría de participar en muestras colectivas, individuales y ferias de arte. Encontrarme en espacios donde mis obras conviven con un público que las observa me llena de alegría y curiosidad. Descifrar y conocer lo que sienten los observadores al contemplar mis fotografías es un desafío que me motiva y enriquece mi conexión con el arte. En mis viajes por el mundo mi cámara siempre ha tenido lugar en mi valija. Mis imágenes son un reflejo de mi mirada curiosa y sensible que no deja de asombrarse capturando la danza de luces y sombras en los lugares que he tenido la oportunidad de visitar. Para mí, la fotografía es una forma de compartir mi visión del mundo y a la vez una parte de mi. Cada imagen que capturo es un testimonio de mi amor por la belleza que me rodea y un regalo que comparto con aquellos que aprecian mi obra.

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LU ZIROLLI

Soy una viajera argentina con un espíritu inquieto que encuentra expresión en la fotografía y la música. Nacida y criada en la ciudad de Buenos Aires, siempre transité entre dos mundos: la urbe y la serenidad del campo, ambos llenos de amor y significado. Aunque el arte no fue una presencia constante en mi hogar, la música y las pinturas de mis abuelas dejaron huella en mí. Desde pequeña, aprendí a apreciar y comentar sus cuadros, una influencia que sigo recordando cuando observo mis propias imágenes. Mi compañero constante es Poncho, un apacible salchicha de pelo largo que llegó a mi vida casi por casualidad y se convirtió en mi mejor amigo. Mi viaje en el mundo de la fotografía comenzó en lo digital, pero después de dos años, la atracción por lo analógico se apoderó de mí. Anhelaba ver las imágenes aparecer en el "agua", como en las películas. Comencé a estudiar en la escuela de Diego Ortiz Mugica, donde afortunadamente tuve profesores que me transmitieron su amor por el cuarto oscuro, impulsándome a seguir este camino mágico que llena mi alma. Mi trabajo en turismo me permite explorar el mundo, lo que enriquece mi estilo fotográfico, centrado en la fotografía callejera, mientras busco incansablemente la belleza en cada rincón del planeta. En su mayoría, trabajo con fotografía analógica, principalmente con mi amada Rolleiflex, que me enseñó a mirar y a veces me susurra cuándo apretar su disparador. A través de mi fotografía, busco infundir belleza, amor, paz y serenidad en un mundo que a menudo parece caótico. La fotografía es mi búsqueda personal, un intento constante de ser una versión mejor de mí misma cada día. La fotografía me transporta, me obliga a detenerme, observar, reflexionar y sentir el mundo a mi alrededor. Solo después de este proceso puedo capturar y preservar un momento efímero que, en algún momento, compartiré con los ojos de otros, mientras vive eternamente en mi corazón.

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SANTIAGO OLIVERA

Soy Santiago Olivera, además de fotógrafo soy psicólogo, emprendedor gastronómico y un mochilero incansable. Mi historia con la fotografía comenzó cuando tenía 18 años. Fui construyendo mi mirada alternando mi trabajo en hospitales y mis emprendimientos gastronómicos con distintos viajes fotográficos. Mi consigna siempre fue y es la misma: alejarme de los puntos muy turísticos y buscar una conexión con el lugar y su gente. Así que, mi cámara y yo hemos recorrido muchos lugares, desde América Latina hasta el Sahara, Chernobyl y la Antártida. Mi próximo destino será Afganistán, en un mes comenzará una nueva aventura para capturar historias únicas. Me gusta pensar que mi fotografía es como una ventana a través de la cual otros pueden apreciar el mundo tal como yo lo veo: lleno de lugares fascinantes, personas increíbles, culturas diversas y experiencias inolvidables. Aunque mi camino en la exhibición de mi trabajo no lleva mucho tiempo, cada experiencia ha sido formativa y enriquecedora. Quiero que mi trabajo sea albergado por un proceso que honre cada fotografía que se cuelgue en una pared. Con esa convicción opto por producir ediciones limitadas con materiales de conservación de alta calidad. Al igual que cuando estoy detrás de la cámara, busco conectarme con el espacio, la experiencia y las personas cada vez que exhibo y comparto mi trabajo. Cada paso que doy en este viaje lo hago con pasión, dedicación y muchísimo entusiasmo.

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