Lu Zirolli
Lu Zirolli es una viajera argentina con un alma inquieta.
Es fotógrafa y cantante. Nació y vive en Buenos Aires, pero pasa mucho tiempo en el campo y viajando. Creció en un espacio entre dos mundos diferentes, amando profundamente a ambos y disfrutando plenamente de cada uno.
Aunque en su casa no se vivía mucho el arte, siempre hubo música y sus abuelas pintaban. Desde muy joven, una de ellas le enseñó a apreciar y comentar sus cuadros, lo cual todavía recuerda al mirar sus propias imágenes.
Estudió fotografía en la escuela de Diego Ortiz Mugica, enamorándose de la fotografía analógica y de "ver la imagen aparecer en el agua, como en las películas".
Actualmente trabaja en turismo y gracias a su trabajo, su alma inquieta y su maleta siempre lista, viaja por el mundo, lo que le permite desarrollar su estilo fotográfico, especialmente en la fotografía callejera, mientras busca incansablemente la belleza en todas partes. Su aliada y compañera en esta tarea es una Rolleiflex, una cámara que adora y que le enseñó a observar, incluso dice Lu, que a veces le indica cuándo tomar una foto.
"A través de mi fotografía busco traer algo de belleza a este mundo, transmitir amor, paz y tranquilidad en un mundo que entiendo como complejo y que muchas veces nos envuelve y arrastra en su mar de sucesos sin fin.
La fotografía me ayuda en mi propia búsqueda personal, en este intento de acercarme cada día un poquito más a ser una mejor versión de mí misma.
La fotografía me transporta, me hace detenerme, mirar, pensar y sentir frente al mundo. Solo después puedo capturar y de algún modo congelar un instante efímero que en algún momento posterior será expuesto a los ojos de otros y vivirá en mi corazón para siempre"
“Analogía del ser” es su primera muestra individual. Se exhiben en ella 35 fotografías fine art en blanco y negro siendo más del 70% de ellas totalmente analógicas. Del 30% restante solo 3 son capturas digitales.
En la artesanía de sus obras se puede ver su búsqueda, dedicación y pasión.
Lu conoce muy bien el compás que la fotografía analógica marca y lo sigue con naturalidad. Tal vez por eso escucharla cantar Jazz y ver sus fotografías se vuelven un momento de comunión sin esfuerzo.
